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Pdte. Daniel destaca el legado del General Sandino

El Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra, destacó el legado del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino, «Padre de la Revolución Nicaragüense«, durante un acto conmemorativo por el paso a su inmortalidad.

Indicó que Sandino «cuando toma la decisión de romper con los que habían traicionado, porque él venía combatiendo con las fuerzas que se decían constitucionalistas y que enarbolaban la bandera Liberal, venía combatiendo con ella, pero Sandino un gran combatiente y venía alcanzando victorias con el destacamento que él conducía y los Yankees viendo que corría peligro el gobierno Conservador, que era el que se le subordinaba a ellos totalmente, entonces mandaron tropas y las tropas se extendieron en los campos de batalla«.

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Destacó que «el 04 de mayo que fue cuando se da la firma del Espino Negro, dónde firman los Yankees con los traidores, Sandino no firmó y Sandino lo que hizo fue preparar un destacamento bien pequeño desde las Minas de San Albino y ahí nuestro General lanzó, escribió y dió a conocer el Manifesto«.

El presidente manifestó que el Manifesto del General Sandino sigue siendo vigente, pues el mismo dice «A los nicaragüenses, a los centroamericanos, a la raza indohispana: El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído sino también creído«.

«Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero. El vínculo de nacionalidad me da derecho asumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y los cobardes me den el título que a su calidad de eunucos más les acomode«, leyó.

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«Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado de perfección sea necesario derramar la propia y la ajena sangre. Que soy plebeyo dirán los oligarcas o sean las ocas del cenagal. No importa: mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza, los que hemos vivido postergados y a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el delito de alta traición: los conservadores de Nicaragua que hirieron el corazón libre de la Patria y que nos perseguían encarnizadamente como si no fuéramos hijos de una misma nación», continuó leyendo.

El mandatario nicaragüense enfatizó que en su escritorio el General Sandino manifestó que, «Los pesimistas dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón de patriota, y así juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá, el decoro nacional y que será redención para los oprimidos. Acepto la invitación a la lucha y yo mismo la provoco y al reto del invasor cobarde y de los traidores de mi Patria, contesto con mi grito de combate y mi pecho y el de mis soldados formarán murallas donde se lleguen a estrellar legiones de los enemigos de Nicaragua. Podrá morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas».

«No seré Magdalena que de rodillas implore el perdón de mis enemigos, que son los enemigos de Nicaragua, porque creo que nadie tiene derecho en la tierra a ser semidiós. Quiero convencer a los nicaragüenses fríos, a los centroamericanos indiferentes y a la raza indohispana, que en una estribación de la cordillera andina, hay un grupo de patriotas que sabrán luchar y morir como hombres, en lucha abierta, defendiendo el decoro nacional», leyó.

«Al dejar expuestos mis ardientes deseos por la defensa de la Patria, os acojo en mis filas sin distinción de color político, siempre que vengáis bien intencionados para defender el decoro nacional, pues tened presente que a todos se puede engañar con el tiempo, pero con el tiempo no se puede engañar a todos», concluyó el presidente Daniel Ortega.

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