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¿Ya conoces el origen de la tradición de Santo Domingo de Guzmán?

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Se conoce que la tradición inició en el año de 1885, cuando el campesino Vicente Aburto quien trabajaba en la propiedad de don Inocente García Lara en Las Sierritas de Managua, encontró la pequeña imagen de Santo Domingo dentro del hueco de un árbol de madero negro, sorprendido corrió a comunicarle a su patrón.

Los que vivían en los alrededores de las Sierras visitaban la hacienda de García Lara, pero nadie sabía qué representaba esa estatuilla y la llevaron a una Iglesia en Managua, donde un sacerdote les dijo que se trataba del Santo Domingo de Guzmán, que fue un misionero, protector y defensor de los esclavos que vivió de 1170-1221.

La imagen fue dejada en Managua y regresaron a Las Sierritas donde el misterioso Santo volvió a aparecer en el hueco del mismo árbol de madero negro, el mismo campesino que la encontró la primera vez la halló esta ocasión y corrió a la Iglesia de Managua a informar al sacerdote, quien lo confirmo al revisar que la imagen ya no estaba en su lugar. Al ver el milagro sucedido, el párroco recomendó que le construyeran una ermita y que lo llevaran cada año a Managua para que visitara la capital donde permanece los 10 días en la iglesia que lleva su mismo nombre. Así nace la tradición de la traída de Santo Domingo, nombrado patrono de Managua.

Las fiestas se inician entregando al Mayordomo de las Fiestas – en este caso a la alcaldesa – una tajona, un instrumento de madera y cuerdas de cuero que sirve para flagelar a los mal portados y que es bendecida por el sacerdote. Luego desde el 31 de julio al 10 de agosto se celebran actividades como la vela del Barco, que transportará al Santo; el tradicional Palo Lucio, la vela del Arco y la elección de la India Bonita.

En específico los días primero y 10 del mes son feriados en el municipio de Managua. Las avenidas principales de la capital se inundan de gente que celebra las fiestas de “Minguito”, a como la gente ha llamado a Santo Domingo.

Al son de chicheros, los devotos le bailan a Minguito, como una forma de pago por el milagro concedido (la cual repiten cada año generalmente), muchos de ellos usan llamativos atuendos tradicionales que dan un colorido atractivo a la procesión. Algunos se visten con trajes folclóricos, otros de indios, muchos se llenan el cuerpo de aceite y polvos hasta quedar negros (son llamados los negritos), o con otras sustancias hasta quedar rojos y parecer diablos (les llaman los diablitos rojos), otros se visten de la tradicional “vaquita”. Algunos promesantes entran a la iglesia de rodillas, otros simplemente bailan con su ropa habitual.

Un dato muy curioso de estas fiestas es que en las primeras procesiones que se realizaron al Santo se prohibió la venta del licor por lo que comerciantes ingeniosos lo vendían como la “LECHE” esa era la seña de los que vendían el licor, que era una bolsa de guaro.

Como parte de estas tradiciones se deriva la famosa “Chicha de las 7 Quebradas” del torólogo Lisímaco Chávez. Nadie entiende cómo inició, pero se sigue conservando en honor a Santo Domingo de Guzmán. Después de su fallecimiento pasó a ser un patrimonio familiar, que se realiza todos los años para las fiestas agostinas en el barrio San Judas. Es una bebida fermentada que la elaboraba con el agua con la que se bañaba Chávez y que acostumbraba a regalar cada 31 de julio en las vísperas de la traída de Minguito a Managua.

Lisímaco y su esposa, Isabel López, eran unos de los principales promotores de esta tradición que ahora está a cargo de su hijo Reymond Lisímaco Chávez, quien también realiza la tradicional preparación.

Otro de los personajes que ha marcado estas fiestas es Óscar Ruiz, nacido en 1945, y quien fue por más de cinco décadas el Cacique Mayor. Desde los 20 años, heredó el rol de un antecesor tradicionalista conocido como el Cacique Salvaje (Santos Ocampo). Todos los años se vestía pomposamente de cacique y bailaba junto a Minguito en las procesiones principales y la del 4 de agosto. Luego de fallecimiento, la Alcaldía de Managua ha elegido a su sucesor que recayó en el que era el cacique menor.

Desde hace 43 años surgió la popular fiesta del Palo Lucio, acompaña la celebración de Santo Domingo de Guzmán, actividad que realiza todos los 31 de julio y nueve de agosto el tradicionalista José María Barahona, conocido como “Chema Pelón”, en las cercanías de la Rotonda Cristo Rey.

Es un palo de madera y mide 12 metros de altura, está bañado de grasa para que se dificulte llegar a la cima y obtener uno de los muchos premios premios.

La idea del Palo Lucio surgió después de un milagro que recibió “Chema Pelón” en su familia, especialmente con el nacimiento de su hija y por ello siempre celebra junto al pueblo nicaragüense esa promesa. Para alegrar la noche hacen el concurso, y al día siguiente esperan la pasada del Santo patrono de Managua y comparten con la gente alimentos y premios.

Las Vacas Culonas es un baile tradicional, cuyo rescate y promoción se da en el barrio San José Oriental desde hace 24 años, al ver que en las fiestas de Santo Domingo solo se veía a La Vaca Chica.

Por tradición, fe o para cumplir alguna promesa, adultos, jóvenes y niños festejan a Santo Domingo de Guzmán con los bailes de las Vacas Culonas, que cada año con un atuendo pintoresco salen a las calles y al encuentro del Santo Patrono de los capitalinos.

Algunos devotos van cubiertos de aceite de negro en representación a los esclavos, antes iban montados en el barco, pero ahora van junto a los promesantes, feligreses y la población que participa en esta conocida procesión.

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