El Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, encabezó el acto de conmemoración del 47 aniversario del tránsito a la inmortalidad del Comandante Carlos Fonseca Amador.
“Hoy conmemoramos y rendimos homenaje a nuestro Padre de la Revolución, el Comandante Carlos, Tayacán Vencedor de la Muerte, Carlos, y Carlos dio la vida luchando por la Soberanía, porque quería Patria, y quería Patria para que tuviésemos Paz, Soberanía, Patria, para alcanzar la Paz, que eso que estamos defendiendo y seguiremos defendiendo aun cuando nos amenacen, aun cuando apliquen sanciones que no son más que agresiones”, manifestó.
El mandatario leyó el relato de Francisco Rivera “El Zorro” durante el acto, el cual manifiesta que “el 07 de noviembre, a las 7 de la noche, mientras caía un gran aguacero inició Carlos su marcha postrera, acompañada por los dos muchachos que él se había obstinado en elegir”.
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“En ese momento Carlos le había dicho al Comandante Francisco Rivera que con Claudia y con otro compañero se dirigieran a otro punto, y entonces Francisco dice que trato de convencerlo de que había otro compañero que tenía más dominio de la zona y que era mejor que se quedará con ellos, y quedarse con él, pero que Carlos dijo que no (…) Claro, el Zorro quería protegerlo y se sentía que tenía más dominio con los compañeros, pero Carlos decidió ir con los otros compañeros”, señaló el presidente.
“Antes de partir me ordenó entregarle a Danilo, un campesino, los papeles que me había confiado cuando nos encontramos la primera vez en junio y que yo anduve en ese tiempo de bajo de la camisa, metido en un envoltorio plástico y asimismo le acomode al chavalo el envoltorio debajo de su camisa”, leyó el Comandante Daniel.
“Me abrazó y fue un abrazo para siempre, y ahora que reflexiono de mis recuerdos de aquel momento tan cargado de tristeza, encuentro que era extraño, 7 compañeros que se despiden a las 7 de la noche de un 7 de noviembre y la lluvia que caía sin clemencia (…) Y tampoco olvido su estampa al irse, la barba de meses poco desarrollada, sus gruesos lentes que eran tan necesarios por la miopía, su uniforme verde olivo, sus botas altas, su escopeta automática calibre 12, su pistola browning 9 mm de 14 tiros y una granada”, continuó leyendo.
“Salía de noche porque a pesar del problema en la vista le dificultaba la marcha en la oscuridad, el primer trecho habría que hacerlo por un camino transitado antes de penetrar al monte. El camino donde precisamente lo esperaba el enemigo ya detrás de sus pasos, olfateando en el aire que Carlos Fonseca, al que habían dado por muerto otras veces se encontraba en la montaña, así fue como cayó en Boca de Piedra, Comarca de Sínica, esa misma noche del 07 de noviembre de 1976, sorprendido por una patrulla de guardias a pocas horas de marcha del Barrillal en dónde nos habíamos despedido sin que yo logrará oír los tiros debido al ruido del aguacero que siguió cayendo hasta el amanecer”, leyó.
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El presidente Daniel Ortega, manifestó “ahí estaba la consciencia, el amor a la Patria, el amor a la Soberanía, el amor a la Libertad, el amor al Pueblo, y el compromiso de luchar para alcanzar la libertad”.
“Le decimos a Carlos que aquí hay un pueblo y hay una juventud, una juventud que está multiplicada por todos lados, una juventud que está realizando jornadas de servicio, de atención, de cooperación al pueblo y sobre todo a los más humildes, a los más empobrecidos, porque la Juventud Presidente, sirviéndole al pueblo”, expresó.
“Y que con esta juventud que se está forjando, fíjense bien este relato que les he leído de las condiciones en que ya Carlos hace el tránsito a la inmortalidad, estoy seguro que ustedes esa disposición, ese valor, ese coraje lo llevan adentro, lo llevan en el alma, y están dispuestos si fuese necesario a dar la vida misma por la Patria, por la Libertad, por la Soberanía, por Nicaragua. Carlos Fonseca es de los muertos que nunca mueren”, finalizó el presidente Daniel Ortega.
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