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Ingresaba a casas ajenas para limpiarlas y evitar el aburrimiento

Susan Warren originaria de Ohio, Estados Unidos encontró una manera poco convencional de combatir el aburrimiento: se infiltraba en casas aparentemente vacías y las limpiaba a fondo sin consentimiento previo.

La mujer no solo lavaba los platos, sacaba la basura y aspiraba el suelo, sino que dejaba una nota con su nombre y número telefónico junto con una factura por 5 dólares por el servicio realizado.

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Sherry Bush, una de las propietarias que descubrió la inusual práctica de Warren, inicialmente pensó que se trataba de un error de algún servicio de limpieza vecino. Sin embargo, al contactar a Warren, recibió una respuesta sorprendente: “No me equivoqué, solo me metí a tu casa para limpiarla. Hago esto cuando estoy aburrida”.

A pesar de no haber sustraído ningún objeto, Warren fue arrestada por intento de robo y condenada a un año de libertad condicional. Sin embargo, su peculiar afición por la limpieza clandestina no terminó ahí y fue detenida nuevamente por limpiar el garaje de un vecino sin autorización.