En Texas, Estados Unidos, ha suspendido a una fuerza policial local criticada por su respuesta al tiroteo que dejó 21 muertos el pasado mayo.
Diecinueve niños y dos maestras fueron asesinados después de que un adolescente disparara en la escuela primaria Robb, el 24 de mayo, en el peor tiroteo registrado en Estados Unidos en una década.
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La policía de Uvalde, una comunidad mayoritariamente latina, ha estado bajo intenso escrutinio desde que se reveló que más de una docena de oficiales esperaron durante una hora fuera de las aulas de clase donde ocurría el tiroteo sin hacer nada.