A sangre fría, Carly Gregg, una adolescente de 14 años, primero asesinó a su propia madre y luego le disparo a su padrastro, después invitó a su amiga a ver el cadáver.
Un jurado de Misisipi, primero condenó a cadena perpetua a Carly Gregg, quien ahora tiene 15 años, después recibió 10 años más de cárcel por manipulación de pruebas, que deberá cumplir simultáneamente. La adolescente fue procesada como adulta.
Durante el segundo día de juicio, se reprodujo un video de una cámara de vigilancia de la casa de la familia. En las imágenes, se ve a Carly entrar y atravesar la cocina y deja de ser visible. Poco después se escucha un primer disparo seguido de un grito, y luego dos disparos adicionales. A continuación, la joven vuelve a aparecer en la cocina, y tranquilamente, toma un teléfono celular del mesón y comienza a escribir.
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Según la investigación, ese día Gregg corrió al dormitorio de su madre, Ashley Smylie, donde le propinó tres disparos en la cabeza. Según su padrastro y pareja de la víctima, Heath Smylie, su esposa guardaba una pistola Magnum calibre 357 junto a la cama.
Una vez perpetrado el ataque, Carly le mandó un mensaje de texto a Heath , haciéndose pasar por su mamá, preguntándole si llegaría pronto. El hombre, que se encontraba trabajando, respondió creyendo que era su esposa y llegó al domicilio poco menos de una hora después. Al entrar en la casa, la adolescente, enloquecida y asustada, le disparó a bocajarro, pero solo consiguió rozarlo en el hombro con un segundo disparo. Tras un tercer disparo, trató de desarmarla antes de que huyera. Aproximadamente media hora después fue capturada por la Policía.
