Rebekka Blue, de 28 años, cobra entre 84 y 395 dólares por un artículo al azar, que podría ser agua de baño embotellada, su bobina anticonceptiva, la saliva y hasta los recortes de las uñas de los pies. Al mes se embolsa más de ocho mil dólares.
La empresaria de Carolina del Norte, Estados Unidos no se deshace de nada, porque podría obtener ganancias de ello en algún momento.
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La mujer ha llegado a vender vellos de las axilas, su ropa interior o incluso eructos, y ha utilizado el dinero para montar su propio refugio para animales.
“Ya no tiro las cosas sucias; si estoy de humor para un nuevo guardarropa, puedo vender mi ropa sucia para obtener nuevos artículos, ofrezco un servicio de venta que da placer y hace sentir bien a los compradores en un ambiente seguro”, dijo la mujer.
