Un reciente hallazgo en el sitio arqueológico de Teotihuacán, México, ha dejado asombrados a expertos y amantes de la arqueología. Un equipo de arqueólogos descubrió un túnel oculto bajo la Pirámide de la Luna.
Este podría revelar nuevos secretos sobre la civilización que construyó esta majestuosa ciudad hace más de 1,500 años.
Este túnel, localizado a una profundidad de 10 metros, fue detectado gracias al uso de tecnología de radar de penetración terrestre, una herramienta clave en la arqueología moderna.
Según los especialistas, el pasadizo habría sido utilizado para rituales y ceremonias sagradas, posiblemente relacionadas con los ciclos cósmicos y la conexión entre la vida y la muerte.
El hallazgo es de gran relevancia porque podría contener objetos ceremoniales, restos humanos y otras reliquias que brinden más información sobre la cultura teotihuacana, una de las civilizaciones más enigmáticas de Mesoamérica.
Hasta la fecha, no se sabe con certeza quiénes fueron los constructores de Teotihuacán ni qué provocó su desaparición.
El papel de la tecnología en la arqueología
Este descubrimiento resalta cómo la tecnología está transformando la arqueología.
Métodos como el radar de penetración terrestre y el análisis 3D están permitiendo explorar sitios históricos sin causar daños.
Además, los arqueólogos destacaron que este tipo de túneles eran comunes en las culturas mesoamericanas, ya que simbolizaban el inframundo.
Hallazgos similares se han realizado en la Pirámide del Sol y en el Templo de Quetzalcóatl, lo que demuestra la complejidad de la cosmovisión teotihuacana.
Un legado que continúa
El descubrimiento de bajo la Pirámide de la Luna es un recordatorio de que, pese a los avances, aún quedan muchos misterios por resolver sobre las civilizaciones antiguas.
Este hallazgo no solo aporta valor histórico, sino que también refuerza el atractivo turístico y cultural de México.
