El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensificó sus ataques contra los migrantes y contra Venezuela, durante su discurso por los 100 días de su segundo mandato.
Trump vinculó al extinto Tren de Aragua con el Gobierno del presidente Nicolás Maduro y justificando deportaciones masivas, militarización y nuevas sanciones.

Ante estas acusaciones, las organizaciones de derechos humanos y sociedad civil venezolanas denuncian la criminalización de los migrantes y advierten sobre las consecuencias humanitarias.
Trump, durante su discurso, insistió en su agenda antiinmigrante de línea dura, principalmente contra Venezuela.
Invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para justificar la deportación de cientos de venezolanos.
Muchos de ellos sin el debido proceso, al Centro de Confinamiento del Terrorismo en El Salvador.

Estas acciones han sido denunciadas por grupos de defensa de Venezuela como violatoria al derecho internacional y un peligro precedente para criminalizar la migración.
Como parte de su política contra Venezuela, Trump anunció nuevos aranceles, penalizando a cualquier país que comercie petróleo o gas con la nación sudamericana.
Esta escalada, justificada por la supuesta afluencia de “criminales violentos”, es vista por muchos analistas como un castigo colectivo para empeorar la situación en Venezuela y aislar a su población.