Al menos tres personas murieron y más de 4.500 fueron desplazadas a refugios en el estado de Rio Grande do Sul, Brasil, como consecuencia de las intensas lluvias que azotaron la región esta semana.
Lo anterior lo informó la Defensa Civil, quien indicó que el fenómeno afectó a 90 municipios y provocó deslizamientos de tierra, inundaciones y daños a la infraestructura.
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Las autoridades han coordinado el rescate de al menos 276 personas atrapadas por las aguas, mientras continúan los trabajos de emergencia. Este nuevo episodio agrava una situación ya crítica en la región, que el año pasado sufrió inundaciones que dejaron más de 180 muertos.
Expertos y organizaciones sociales han advertido que la falta de planificación urbana y la deforestación han amplificado los efectos de estos eventos extremos. Además, comunidades rurales e indígenas figuran entre las más afectadas, al contar con menos recursos para afrontar desastres.
Frente a la creciente frecuencia de estas crisis, se han intensificado los llamados a una respuesta estructural que incluya políticas de desarrollo sostenibles y medidas contra el cambio climático, con el fin de reducir la vulnerabilidad de la población.
