Miles de trabajadores que cumplen los plazos, asumen tareas sin protestar y mantienen una actitud resolutiva, cargan el doble del trabajo que el resto de las oficinas. Este patrón se repite a nivel mundial.
Un análisis del especialista en recursos humanos, Rafael Alonso, publicado en Men´s Health señala que el trabajador eficiente, confiable y proactivo, para las empresa es una virtud, sin embargo, para la persona se transforma en una desventaja.
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Destaca que este hábito organizacional genera entornos laborales desequilibrados, desmotivadores y emocionalmente desgastantes. Las personas que no se quejan y que más trabajan son las más perjudicadas de toda la empresa.
Señala que existe una lógica psicológica detrás de este fenómeno, y es que los empleadores tienden a asignar más tareas a quienes consideran resolutivos y confiables, porque son trabajadores que no generan conflicto, son los primeros en entregar resultados sin atrasos, asumen responsabilidades adicionales sin cuestionar y los directivos sienten que pueden confiar en ellos.
Sin embargo, más allá de estas tareas el impacto más fuerte en el plano emocional lo reciben estos trabajadores, porque aunque les aumentan la carga laboral, son los que menos reconocimiento reciben.
