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El Dengue, Culpa de Todos

Jorge Jenkins Molieri

En todo el mundo la enfermedad del dengue está en aumento, y en algunos países de manera descontrolada. Como se sabe, el dengue es transmitido por un mosquito, el Aedes aegypti, el mismo que transmite la Fiebre Amarilla, el Zika y la Chikungunya. La hembra del mosquito necesita sangre de vertebrados para su producción de huevos, y por ello busca a los más cercanos, que son los humanos. Al picar a una persona con dengue la hembra se contamina, y luego al picar a otra persona, le transmite el virus. Esta es la única forma de transmisión. En general las hembras de Aedes suelen picar de preferencia en las primeras horas de la mañana y unas horas antes del ocaso, cuando el clima es más fresco.

El mosquito tiene hábitos domiciliarios y alrededor de las viviendas, ya que se reproduce en el agua que se acumula en cualquier recipiente como tanques, maceteras, floreros, pilas y cualquier tarro que pueda almacenar agua, igual que llantas viejas y latas de conserva tiradas a la basura. La fumigación no mata ni los huevos ni las larvas, solamente a los adultos voladores y, por tanto, no puede terminarse con el mosquito solo con fumigaciones. Por ello el dengue es una enfermedad estrechamente ligada a los hábitos humanos, en especial por el manejo del agua y los recipientes que pueden contenerla, dentro y fuera de la casa.

Son tres los factores básicos para el aumento de los mosquitos: sangre para fabricar sus huevos (por las picaduras), agua para depositarlos y humedad; pero conviene saber que los huevos son resistentes a la desecación y pueden resistir hasta un año después de puestos.

Lo esencial es, entonces, evitar que el mosquito se reproduzca eliminando todos los posibles criaderos. Para ello la acción comunitaria es esencial. Si tan solo una casa tiene larvas de mosquitos esto es suficiente para transmitir la enfermedad a todo un barrio. Un mosquito hembra (la única que pica), puede volar entre 40 y 60 metros, y a veces más si es llevada por el viento. Por ello es evidente que ninguna institución de salud, por sí sola, puede combatir el dengue. Es una responsabilidad de todos nosotros, que tendríamos que evitar la generación de potenciales criaderos. Se calcula que a lo largo de las semanas de su vida una hembra puede poner hasta 1500 huevos.

Cuando criticamos a las instituciones sanitarias del aumento de esta enfermedad, que puede ser mortal (en especial en la variedad hemorrágica), en realidad estamos eludiendo la responsabilidad que nos corresponde: todos somos culpables del aumento de los mosquitos y, por tanto, del número de casos de enfermos de dengue. O, dicho de otra forma: solo la acción comunitaria coordinada con las instituciones públicas de salud puede eliminar los criaderos y asegurar que el Aedes no encuentre condiciones propicias para su proliferación.

*Jorge Jenkins Molieri: El autor ha sido asesor en salud y ambiente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) durante 25 años.