Zi Teng Wang, biólogo y mago de Missouri, implantó un microchip en su mano para hacer trucos… pero olvidó la contraseña y ahora no puede usar su propio dispositivo.
Wang, compartió su “distopía ciberpunk” en Facebook junto a una radiografía que muestra el chip entre su pulgar e índice.
El chip estaba programado para mostrar memes o enlazar a bitcoin, pero cuando el enlace de Imgur cayó, Wang descubrió que no podía reescribirlo sin la contraseña. Consultó con amigos expertos, quienes le sugirieron probar todas las combinaciones con un lector RFID, un proceso que podría durar días o semanas.
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Mientras tanto, su mano permanece bloqueada, y el chip sigue mostrando memes. La anécdota demuestra que incrustar tecnología en el cuerpo resulta divertido, pero también riesgoso: si olvidas la contraseña o cometes un error técnico, ya no podrás acceder al chip con tu cuerpo.
En 2018, otro usuario también olvidó la contraseña de un chip que se implantó, pero logró recuperarla tras revisar la tecnología durante varias horas.
