Las Musas de Darío

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El amor a lo largo de la historia ha sido una fuente de inspiración, desde la pasión que se siente con el primer beso, hasta la ruptura amorosa.

Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío, lo vivió y lo plasmó en sus obras literarias, fueron sus Musas de carne y hueso.

Al estar enamorados nos frota a flor de piel nuestra parte poética, pero no tanto como a nuestro máximo orgullo literario.

Rubén Darío, el poeta universal, el padre del Modernismo.

Muchas de sus obras estuvieron influenciadas por la belleza de la mujer, desde su primer amor a los 13 años.

Rubén se enamora de una prima lejana a la que le dio el nombre de Inés en su cuento “Palomas blancas y garzas morenas”.

A Inés le logró dar un beso en la mejía.

Más tarde, conoce a Hortencia Buislay, una trapecista que trabaja en un circo que llegó a León.

Enamorado de la joven, Rubén Darío asistía todas las noches a las funciones, ella se convirtió en otra de sus Musas que lo inspiraba a crear bellos poemas.

Tenía 14 años, cuando conoce a Rosario Emelina Murillo, una jovencita de unos 11 años, alta, esbelta, y una belleza que deslumbra al poeta; ella fue la mujer a la que le dio su primer beso en la boca.

Darío quedó flechado de esta Musa que la describió como “cuerpo flexible y delicadamente voluptuoso, que traía al andar ilusiones de canéfora”,  y en su obra “Azul” la llama “garza morena”.

Pero fue Rafaela Contreras, la que se convierte en su primera esposa. La joven era escritora que publica sus cuentos con el seudónimo “Stella”.

Rafaela fallece el 26 de enero de 1893 en El Salvador, en homenaje a ella Darío en su obra Prosas Profanas escribió el poema “El Poeta Pregunta por Stella”.

Rosario Murillo, su amor de infancia vuelve a aparecer, cuando regresa a Managua y reanudan el noviazgo.

En 1893 se casa con ella, bajo la amenaza de Andrés Murillo, su cuñado.

De joven describió a Murillo como “la encarnación de la mismísima Afrodita, la divinidad de la belleza y del amor”.

Darío experimentó su más grande desilusión, ya que su garza morena tuvo un amorío con un  hombre mayor.

Su última Musa fue Francisca Sánchez del Pozo, hija del jardinero de la Casa de Campo en Navalsáuz de los Reyes de España.

Darío, tenía 24 años cuando la vio por primera vez y queda enamorado. Viven juntos durante 16 años y le enseña a leer y en sus versos la llama “lazarillo de Dios”.

Su relación sentimental más estable podría haber sido Francisca a quien llamaba “coneja”, se convirtió en su “Princesa Paca” su último y gran amor

Le dedicó uno de sus poemas, “A Francisca”. Se trata de una composición, cuyos versos se reparen en seis breves secciones, donde demuestra su amor y su dolor cuando fallece.

Ajena al dolo y al sentir artero

llena de la ilusión que da la fe,

lazarillo de Dios en mi sendero

Francisca Sánchez, acompáñame

Rubén Darío, el máximo exponente de la literatura, fallece en León, el 6 de febrero de 1916.

Su “Princesa Paca”  por muchos años en un baúl azul conservó parte de la obra literaria de Rubén Darío, hasta donarla al Estado Español.

En el 2014, Rosa Villacastín nieta de Francisca Sánchez, publica junto a Manuel Francisco Reina, la novela La Princesa Paca, que relata la apasionante historia de amor entre su abuela y el famoso poeta universal Rubén Darío.

Sin lugar a dudas, Rubén Darío, escribió su propia historia de amor a través de su literatura.