Este lunes, la australiana Erin Patterson, de 50 años, ha sido declarada por un jurado este lunes culpable del asesinato de tres familiares ancianos y de su exesposo.
Patterson es culpable de las muertes de su exsuegra, Gail Patterson, su exsuegro, Donald Patterson y la hermana de Gail, Heather Wilkinson, así como del intento de asesinato de Ian Wilkinson, esposo de Heather.
Los cuatro se habían reunido en la casa de Erin Patterson en Leongatha, un pueblo a unos 135 kilómetros al sureste de Melbourne, donde la madre de dos hijos les sirvió sándwiches individuales de ternera Wellington que posteriormente se descubrió que contenían setas tóxicas.
Patterson se declaró inocente de todos los cargos, alegando que las muertes fueron accidentales.
El juez no ha dictado sentencia aún. La condenada se enfrenta a una pena máxima de cadena perpetua.
La fiscalía, encabezada por la abogada Nanette Rogers, declaró ante el tribunal que Patterson había empleado engaños para asesinar a sus invitados.
Patterson mintió entonces diciendo que también estaba enferma por la comida para evitar sospechas, antes de finalmente embarcarse en un encubrimiento cuando la policía comenzó a investigar las muertes, intentando destruir pruebas y mintiendo a la policía, según la fiscalía.