La gobernadora del estado estadounidense de Oregón, Kate Brown, suspendió las sentencias de muerte a 17 reclusos, cambiándolas por cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Brown anunció que su orden entra en vigencia el miércoles y explicó que decidió usar sus poderes ejecutivos de clemencia porque cree que la pena de muerte es «disfuncional e inmoral».
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“Durante mucho tiempo he creído que la justicia no se promueve quitando una vida, y el Estado no debería involucrarse en el negocio de ejecutar personas, incluso si un crimen terrible los envió a prisión», indicó la gobernadora a través de un comunicado.
Según Brown, se trata de «un castigo irreversible que no admite corrección», además de ser «un desperdicio de los dólares de los contribuyentes» que tampoco hace que «las comunidades sean más seguras». En sus declaraciones, la gobernadora señaló que las víctimas experimentan «dolor e incertidumbre» por tener que esperar durante décadas «mientras las personas se encuentran en el corredor de la muerte, especialmente en estados con moratorias en las ejecuciones, sin resolución».
