Un japonés de 66 años, identificado como ‘S’, ganó 600 millones de yenes (3,8 millones de dólares) en la lotería y decidió no contarle nada a su esposa, según South China Morning Post.
Su vida parecía rutinaria: café, periódico y un billete de lotería barato cada mañana… hasta que un día le dijeron que su premio era tan grande que debía ir al banco.
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En casa, solo mencionó un pequeño premio para “arreglos del hogar”, mientras en secreto comenzó a disfrutar de lujos impensables: un auto de alta gama, viajes por todo Japón y estadías en exclusivos resorts. Para evitar sospechas, dejaba su nuevo vehículo lejos, seguía usando ropa vieja y mantenía una apariencia modesta.
Sin embargo, la doble vida pronto empezó a pesarle. Durante sus viajes, ver a familias compartiendo lo hizo recordar el destino solitario de su padre, y comprendió que esa riqueza inesperada, lejos de emocionarlo, solo le despertaba culpa y tristeza.
Finalmente, buscó asesoría financiera y decidió invertir casi 500 millones de yenes en un seguro, dejando a su esposa e hijos como beneficiarios. Quiso asegurarles el futuro… aunque nunca supieron que él se convirtió en millonario en silencio.
