En un giro que parece sacado de una película de espías, el FSB de Rusia frustró un atentado en San Petersburgo contra el jefe de una empresa de defensa, deteniendo a tres sospechosos vinculados a la inteligencia ucraniana, incluido un espía que intentó pasar desapercibido disfrazado de anciana.
Dos de los detenidos vigilaban a la presunta víctima y realizaron un reconocimiento en su domicilio, mientras que el tercero recibió un artefacto explosivo a través de un escondite en un cementerio de la ciudad.
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El momento más insólito ocurrió cuando los agentes del FSB detuvieron en el acto al sospechoso disfrazado, justo cuando se disponía a colocar la bomba en el coche, dejando boquiabiertos a todos los presentes.
Las autoridades rusas abrieron causas por preparación de atentado terrorista, tráfico de explosivos y traición, delitos que podrían llevar a los implicados a pasar el resto de sus vidas en prisión.