Luego del hecho inédito tras la fuga de Rogério da Silva Mendonça, de 35 años, y Deibson Cabral Nascimento, de 33, miembros del Comando Vermelho, uno de los mayores grupos criminales del país, ocurrida el 14 de febrero en la cárcel de Mossoró, en el estado de Río Grande do Norte, la cual es de máxima seguridad en Brasil, se desplegaron más de 300 policías, tres helicópteros, drones y perros rastreadores para dar con los fugitivos.
El Ministro de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Lewandowski, dijo que cree que los fugitivos se encuentran cerca de la prisión, ya que hubo un robo de ropa y comida en una vivienda aledaña, y el hecho puede estar relacionado con el caso. “Es una zona boscosa, una zona rural, y nos imaginamos que están escondidos todavía en esa región, porque en los vídeos de las cámaras no hemos identificado ningún vehículo que les recogiera cuando cruzaron los barrotes del penal”, agregó.
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Además, señaló que algunas de las cámaras de vigilancia de la prisión “no funcionaban adecuadamente”, por lo que se modernizará la infraestructura de seguridad de las cárceles federales y se establecerá un sistema de reconocimiento facial de todas las personas que ingresan en las unidades. Las autoridades abrieron una investigación policial para investigar cualquier posible responsabilidad penal como, por ejemplo, una posible facilitación de la fuga.
Las primeras investigaciones indican que los presos escaparon por el techo de sus celdas, atravesaron tuberías y después salieron al patio, donde cortaron una valla y huyeron. Medios locales precisaron que vecinos de la zona vieron a los dos presos este pasado viernes y que la Policía encontró unas huellas de pies, una camisa y una toalla, que creen que eran de ellos.