En la ciudad española de Alicante, una empresa despidió a una trabajadora, por acudir habitualmente a su centro de labores entre 30 y 45 minutos antes de su turno.
La trabajadora recibió varias advertencias de su jefe para que no llegara tan temprano a su trabajo.
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Rápidamente el caso se viralizó, debido a lo inusual del motivo, y aunque la mujer acudió a la justicia, ésta falló a favor de la empresa y confirmó que el despido era procedente al considerar que la empleada había incumplido de forma reiterada las instrucciones internas.
De acuerdo a la sentencia, la llegada temprano de la trabajadora, se constituyó en una falta grave al afectar a la relación de confianza y lealtad con la empresa.
Aunque no se trataba de retrasos, el juez equiparó la vulneración de los horarios establecidos a otros incumplimientos similares que pueden justificar medidas disciplinarias.
