Lo que debía ser un espectáculo de celebración por el Día Nacional de China estuvo a punto de convertirse en tragedia en la ciudad de Liuyang, cuando chispas gigantes comenzaron a caer del cielo sobre el público.
La inesperada “lluvia de fuego” provocó un incendio en las inmediaciones del evento, aunque las autoridades confirmaron que no se registraron heridos.
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El show combinaba drones y fuegos artificiales en una ciudad que el mundo reconoce por su tradición pirotécnica. Liuyang ostenta el título de capital global de los fuegos artificiales gracias a su industria milenaria en el sector.
El incidente dejó más que un susto y reavivó el debate sobre la seguridad en este tipo de espectáculos masivos, en especial en ciudades donde la pólvora forma parte esencial de la identidad cultural y económica.