Comer tres porciones semanales de papas fritas aumenta, en un 20 por ciento, la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio.
Según el estudio de la Universidad de Harvard, la forma de preparación de ese tubérculo es clave: mientras fritas son perjudiciales, las papas horneadas, hervidas o en puré no presentan el mismo efecto negativo.
“Estamos cambiando la conversación de ‘¿las papas son buenas o malas?’, hacia algo más útil: cómo se preparan y qué alternativas tenemos”, explicó Seyed Mohammad Mousavi, autor principal y becario postdoctoral en el Departamento de Nutrición de Harvard.
El equipo comprobó, además, que sustituir las papas fritas por cereales integrales reduce, en 19 por ciento, el riesgo de diabetes, y hacerlo con granos refinados también implica beneficios.
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“El mensaje de salud pública es simple y poderoso: limitar el consumo de papas sobre todo fritas y preferir fuentes de carbohidratos integrales puede ayudar a bajar el riesgo de diabetes tipo 2 en la población”, señaló Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición de Harvard y coautor del estudio.
Pese a sus advertencias, los especialistas subrayan que las papas tienen propiedades nutricionales importantes, como antioxidantes y almidón resistente, que benefician la salud intestinal y ayudan a regular el azúcar en sangre. “Las papas son fantásticas; el problema es cómo las consumimos”, dijo Caroline Susie, portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética