China detuvo totalmente las importaciones de gas natural licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos desde hace más de diez semanas, marcando un nuevo punto crítico en la guerra comercial entre ambas potencias.
Según el Financial Times, la última carga estadounidense arribó a la provincia china de Fujian el 6 de febrero, justo antes de que Pekín impusiera un arancel inicial del 15 % al GNL, que luego se disparó al 49 %, haciendo inviable su compra.
Este aumento arancelario ha convertido al GNL estadounidense en una opción económicamente insostenible para las empresas chinas, lo que, según expertos, tendrá consecuencias duraderas.
“No creo que los importadores chinos vuelvan a contratar GNL estadounidense”, advirtió Anne-Sophie Corbeau, del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia.
El embajador de China en Rusia confirmó esta semana que hay un creciente interés de compradores chinos por incrementar las importaciones de GNL ruso, y que muchas empresas ya están solicitando apoyo a la Embajada para conectar con proveedores en ese país.
Analistas como Gillian Boccara, de Kpler, consideran poco probable una reanudación próxima del comercio energético entre China y EE. UU., señalando que el gigante asiático puede prescindir de los envíos estadounidenses “durante bastante tiempo”.
Por su parte, Richard Bronze, de Energy Aspects, indicó que el aumento de aranceles equivale a un “embargo efectivo”, lo que forzará una reorganización del comercio global de GNL.
