Yazied Mohamed, un ciudadano eritreo con estatus de refugiado en Suecia, violó a una menor de 16 años, pero no fue deportado porque el tribunal determinó que la “duración” del acto fue corta.
Cuando la familia de la menor denunció la violación, el acusado, tenía 18 años y seguía frecuentando los mismos lugares que su víctima. El violador había sido arrestado inicialmente, pero fue absuelto por falta de pruebas.
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Tras una apelación, el violador fue finalmente condenado a tres años de prisión por violación y al pago de 240.000 coronas suecas (alrededor de 25.500 dólares) en concepto de daños y perjuicios a Meya.
El fiscal había solicitado la deportación, pero el Tribunal de Apelación señaló que, para decretarla, el delito “debe constituir un hecho particularmente grave”.
En su evaluación, la corte consideró que la violación no fue lo suficientemente grave, argumentando, entre otros factores, la breve “duración” del acto. Meya ha recibido tratamiento para superar el trauma y cuenta con el apoyo de amigos y familiares. Ahora, espera que su historia motive a otras víctimas a denunciar.
