Una mujer de origen británico decidió rendir homenaje a su padre fallecido al tatuarse en el brazo sus cenizas con tinta negra.
Esta experiencia se convirtió en una experiencia marcada no solo por el arte en la piel, sino también por la reacción de su cuerpo
“Mi padre estaba cubierto de tatuajes sentimentales con cosas como los nombres de sus hijos”, contó la británica.
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“Luchó contra tantas enfermedades y desafíos en sus últimos años antes de fallecer. Papá era mi héroe. Trabajó duro por todos nosotros para asegurarse de que tuviéramos lo que necesitábamos”, dijo la mujer.
El tatuaje no fue sencillo de realizar. “Al principio, la tatuadora dudó un poco. Pero después de investigar, pronto supo qué hacer.
Durante los primeros años, la piel cicatrizó sin problemas. Sin embargo, con el paso del tiempo, notó que un pequeño trozo de piel dura en su mano que se irritaba y le generaba picor.
Lo que le estaba sucediendo pronto adquirió un significado más profundo. La británica fotografió la zona afectada y, al acercar a la imagen, notó que parecía un pequeño corazón.