Ya has escuchado de la dieta mediterránea, déjame contarte: se basa en alimentos de origen vegetal, como el aceite de oliva, legumbres, frutos secos, semillas, cereales integrales y frutas de temporada.
Con un consumo limitado de lácteos y carne roja, y con el pescado como la principal fuente de proteína animal.
De ahí también nace la variante pesco-mediterránea, que enfatiza los beneficios del pescado blanco y azul, ricos en proteínas, vitaminas y minerales, vinculados a una mejor salud cardiovascular y mayor longevidad.
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El contraste con la dieta occidental es evidente, ya que en gran parte de Estados Unidos y Europa del Norte predominan los productos ultraprocesados y las carnes de baja calidad, procedentes de la ganadería industrial.
Esto ha favorecido la epidemia de la obesidad y el aumento de enfermedades cardíacas, a pesar de los avances médicos en su tratamiento.
En las redes sociales, se ha hecho viral, pues algunos aseguran que han bajado de peso gracias a esta dieta.