Tras los bombardeos de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, el canciller iraní Seyed Abbas Araghchi denunció una grave violación de la Carta de las Naciones Unidas, del derecho internacional y del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Afirmó que los ataques fueron “indignantes” y advirtió que tendrán consecuencias duraderas para la estabilidad internacional.
El canciller hizo un llamado a los países miembros de la ONU a condenar lo que calificó como una conducta “extremadamente peligrosa, ilegal y criminal” por parte de Washington.
En ese contexto, subrayó que Irán se reserva el derecho a responder de forma legítima para defender su soberanía, sus intereses y a su pueblo, según lo permite la Carta de la ONU.
La Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI) también repudió los ataques, acusando a Estados Unidos de actuar de forma brutal y en contra del marco legal internacional.
El organismo cuestionó incluso al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) por su aparente pasividad o complicidad frente a la ofensiva estadounidense.
Pese a los daños, la OEAI aseguró que el desarrollo del programa nuclear iraní no se detendrá. Afirmó que el país continuará avanzando con el respaldo de sus científicos, y llamó a la comunidad internacional a condenar esta “anarquía internacional” y a apoyar los derechos legítimos de Irán, incluyendo posibles acciones legales.
