Cerca de 50 personas han sido asesinadas, decapitadas o quemadas por miembros de un grupo paramilitar en Préval, Haití, a pesar de los esfuerzos del gobierno y la misión internacional por controlar la violencia.
“Menores, ancianos y jóvenes fueron decapitados y luego quemados. Hay personas calcinadas dentro de sus casas. Cuerpos en estado de descomposición y otros devorados por perros callejeros”, informaron fuentes locales.
Las autoridades de la localidad de Petite Rivière, en el departamento de Artibonite, indicaron que habían encontrado los cadáveres de unas 30 personas y añadieron que hay más de 20 cuerpos sin recuperar.
Bertide Horace, portavoz de la Comisión de Diálogo, Reconciliación y Concienciación para Salvar Artibonite, dijo que «es imposible acceder al lugar de la masacre porque los criminales siguen controlando la zona. No se pueden recuperar los cadáveres».
Esta masacre se perpetró como represalia por el asesinato, de un miembro del grupo armado irregular liderada por un antisocial conocido como Ti Mépri.
Relató que “invadieron la zona, incendiaron una quincena de bloques donde hay varias viviendas. Entraron en la iglesia Maranatha y decapitaron al pastor de la iglesia, Jacques Brutus, de 86 años”.
