El terremoto de magnitud 7.7 que sacudió Myanmar el pasado 27 de marzo ha dejado un saldo devastador de 3 mil 354 muertos, 4.850 heridos y aproximadamente 220 desaparecidos, según las autoridades.
El epicentro del sismo se ubicó en la región centro-norte del país, afectando principalmente a las ciudades de Mandalay y Sagaing.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios informó que 17 millones de personas han sido afectadas, de las cuales 9 millones están especialmente damnificadas, particularmente en 57 municipalidades cercanas al epicentro.
Equipos de rescate han logrado salvar a 653 personas entre los escombros, aunque las operaciones se ven complicadas por el colapso de carreteras y edificios.
La situación sanitaria es grave, con riesgo de cólera debido a la destrucción de infraestructuras de agua potable y saneamiento, según la OMS.
Las necesidades urgentes incluyen agua, suministros médicos y refugio para los afectados. Bangkok, la capital de Tailandia, también sufrió daños, aunque hasta el momento no se ha encontrado sobrevivientes entre los 80 desaparecidos bajo los escombros.
