Debido a la poca gente que habita un pueblo decidieron remplazar a las personas por muñecas, sorprendente pero cierto.
Cuando ya la mayoría de los habitantes habían abandonado el pequeño pueblo japonés, es ahí aparecen las muñecas.
A los pocos que quedaban en el pueblo se les ocurrió una nueva forma de combatir la soledad: sustituyeron a las personas por maniquíes y ‘muñecos de crecimiento’. Ahora esos silenciosos residentes ya han superado en número a los humanos.
Así que, utilizando ropa vieja, telas y maniquíes, los residentes han repuesto la población con muñecas que hoy están por todas partes, montadas en columpios, ‘trabajando’ en campos abandonados o empujando carros de leña.
En el tranquilo pueblo Ichinono viven menos de 60 personas, la mayoría de 65 años o más. Antes era un lugar bullicioso, con muchas familias que tenían hijos, pero luego los jóvenes abandonaron el lugar de manera definitiva, ya fuese para trabajar o para estudiar.
Hisayo Yamazaki, una viuda de 88 años, explicó que la mayoría que se fue y nunca volvió consiguieron trabajo en otros sitios, “ahora estamos pagando el precio”.
Resaltando que en su tiempo algunos padres animaron a sus hijos a matricularse en colegios de la ciudad para evitar que se quedaran “atrapados” en un lugar tan remoto.
“Si el pueblo se queda como está ahora, lo único que nos espera es la extinción”, dijo Ichiro Sawayama, de 74 años, jefe del órgano local de gobierno.
