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La Lavada de la Plata: amor, tradición y devoción a la Virgen del Trono

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Colaborador: Jostin Delgado

Miles de peregrinos de toda Nicaragua, cada 6 de diciembre, se dirigen a la basílica menor de la Inmaculada Concepción de María, en el municipio de El Viejo, departamento de Chinandega, para venerar y orar a la Virgen del Trono, a la vez de realizar un acto de fe muy destacado en nuestro país, a como es la Lavada de la Plata.

La imagen de la virgen del Trono, proviene de España, siendo dueña de la imagen Santa Teresa de Ávila. Una carta de 1673 cita un documento del 5 de enero de 1626, según el cual la imagen de la Patrona de Nicaragua es entregada por Santa Teresa de Ávila a su hermano, quien la llevó donde hoy se encuentra y murió allí. Ese lugar es la ciudad de El Viejo cerca de la costa del Pacífico.

Otro documento, redactado en 1751 después de una visita al asentamiento de El Viejo, donde se guarda la imagen, y citando la carta de 1673, afirma que el nombre de “Nuestra Señora del Viejo” era una referencia al hermano de Santa Teresa, que entonces era un anciano. Describe la imagen y su adorno, incluida una corona.

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Un informe Carmelita de 1786 registró la tradición de que la estatua era un regalo de Santa Teresa a su hermano. Además dice que, cuando intentó llevar la imagen con él, al viajar a otra gobernación, una tormenta los obligó a abandonar la imagen en lo que entonces se llamaba Chamulpa y ahora es El Viejo. La imagen de la Inmaculada Concepción de María, Patrona de Nicaragua, es coronada por la gente del pueblo local en 1747.

La Lavada de la Plata, era la limpieza del templo y sus joyas, en preparación para las solemnes fiestas de esta misma, por el cual se realizaba en las vísperas de sus fiestas. Cuando el obispo o delegado de él, llegaba para las fechas del 8 de diciembre, como no era común su visita se lavaba todo. Hoy en día se ve como una purificación de pecados para prepararnos para las festividades de una manera espiritual.

La fiesta comienza con un día especial de penitencia cada 6 de diciembre. Es una tradición que tiene 460 años de realizarse. Es ahí cuando los fieles participan en la Lavada de la Plata, que se ha convertido en el principal atractivo de estas fiestas. Los peregrinos sacan al atrio de la iglesia las joyas y los exvotos que conserva la imagen, es decir, se lavan los vasos sagrados, platería antigua del tiempo de la colonia y las coronas de la imagen de la Virgen de la Concepción del Trono. Una vez Lavada la Plata, los objetos se depositan y otros fieles se encargan del secado y el pulimento.

Un peregrino devoto de estas fiestas, de apellido Vallecillo, dijo «la Lavada de la plata es como un momento de purgar, de lavar nuestros pecados, que con nuestro pecado original hemos perdido la gracia, pero con ella, la virgen, que nos trae la gracia que es Jesucristo, nos la ha de vuelto, entonces tenemos que lavar siempre nuestros pecados, y eso nos recuerda esta lavada de la plata cada año, que con su pureza y su santidad ella complementa y borra nuestros pecados que nos hacen falta»

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“Peregrinar a la Lavada de la Plata en El Viejo, Chinandega, es un motivo de encuentro con la virgen, recordar esa peregrinación que ella hizo a su prima Santa Isabel. Ahora llegamos a encontrarnos con ella, a ponerle nuestras súplicas, cantos, las alegrías y tristezas” expresó Vallecillo, quién lleva tres años asistiendo a la basílica menor, en El Viejo.

El Papa San Juan Pablo II emitió la bula papal para la coronación canónica de la imagen el 28 de diciembre de 1989 . El 7 de febrero de 1996, el mismo Pontífice visitó el Santuario en su segunda visita apostólica a Nicaragua y lo elevó a la categoría de Basílica Menor el 20 de diciembre de 1995.

Ya sea por promesa , fe o tradición, miles de personas de todas las edades asisten cada año a participar de la Lavada de la Plata

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